24 septiembre 2006

CRÓNICAS ORIENTALES

Por el Sr. González/Publicado en La Mosca #101 y 102.


Por una de esas oportunidades que se presentan muy pocas veces en la vida, pude viajar al otro lado del mundo. Fui a Tokyo, Singapour, Bangkok, Hong Kong, Beijing, Xian y Shanghai. Desde el principio, no quise perderme nada de la realidad asiática, tan distinta a la nuestra y a la vez tan conocida por sus películas, programas televisivos, dibujos animados y documentales. Como parte de este proceso de absorción me interesaba, entre otras cosas, conocer la situación de la música en los lugares que visité. Como primera impresión, me encontré con una situación general desconcertante.
La ya vieja y conocida facinación de oriente por occidente, facilita la capacidad invasiva del Pop anglosajón en el mundo entero. Encontré jovenes sedientos de occidentalidad y bastante manipulados por la mercadotecnia. Como lugar común en todos estos sitios, con realidades diferentes entre sí, encontré que el Pop actual, ese que ahora tiene forma de R&B y Soul meloso, tiene acaparado el gusto de muchos jovenes asiáticos. Pero vayamos por partes.
Primera escala, Tokyo.
Sin duda en Japón, fue donde encontré más dinamismo en el panorama musical. Ahi, su acercamiento a la música de America y Europa, abarca varios estilos y no dejan de darle un sello de originalidad que los salva de la mera copia. Originalidad que se mueve entre lo naive y lo esquizofrénico. En Japón, la barrera entre oriente y occidente se presenta confusa. Es tanta la influencia de este país en el mundo, que muchas cosas de allá, me resultaban realmente familiares. Los aparatos eléctricos de alta tecnología, los instrumentos musicales, los autos o los dibujos Manga, están totalmente integrados a occidente. En México hemos crecido viendo programas japoneses. Desde La Señorita Cometa y Meteoro, hasta Pokemon y Code Lyoko. Nos hemos espantado con las películas Ringu 1 y 2, o alucinado con el Sueño de Chihiro. Y occidente también tiene facinacion por Japón. Basta con ver a Tarantino y su Kill Bill (donde salen las 5,6,7,8´s, tres japonesas tocando rock/roll) o a Sofia Copola y su Lost in Traslation.
Ya ahi, encontré que entre los jovenes japoneses abundan los cortes de pelo teñidos de castaño-casi-rubios y está de moda vestirse de negro con zapatos puntiagudos. Se ven muchos grupos de mujeres solas, obsesivamente atraidas por las marcas de ropa y perfumes europeos. Y paradógicamente se respira en ellas aires de independencia y emancipación.

Tenía algunos antecedentes de lo que llaman J-Pop o J-Rock, de los cuales entiendo que, con solo el mercado local venden millones de discos. Sabía de generos creados por ellos como el Ji-Roku y el ochentero Visual-Ke. Escuche en antros y tiendas de Tokyo, algo de Hip Hop en japonés con algunas frases incidentales en inglés, como M-Flo y compré el disco de Hanaboy, que me pareció una mezcla de rock setentero con Julieta Venegas (quién por cierto tiene su video tokyano). También me hablaron de verdaderas leyendas del metal desaparecidas, como X-Japan. Cuando busqué otro tipo de referencias, recordé a la rumbera Orquesta de la Luz, la creadora del arroz con salsa. No me dieron mucha información, aunque parece que sus integrantes siguen trabajando por separado. En la televisión hallé Mtv Japan, poniendo la ya consabida programacion internacional combinada con los poperos-rokeros de Japón. Para la música en este país, es más importante su difusión en televisión que en la radio, ya que esta es más bien aburrida y sosa.

Dejé Tokyo y la segunda escala fue Singapore, país-isla en la punta de Malasia.
Un lugar sospechosamente impecable, paraiso de yupies y con un jardin botánico maravilloso lleno de orquideas. En este lugar todo es tan nuevo, que hablar de una historia o tradición local es dificil. Más bien, uno llega a encontrar de rebote, la cultura de los emigrantes. El idioma oficial es el inglés, aunque cada quién habla el idioma de su procedencia. Lo que más hay son chinos, seguidos por indios.
Caminando por un mercado en el barrio indio de Singapore, vi varios puestos de venta de CD´s con musica popular y electrónica india, que gozan de muy buena fama en el mundo entero. En una cartelera de espectáculos vi que A.R. Ramahan se presentaba por esos días, compitiendo con eventos como Stomp y el Cirque du Soleil. En hoteles y bares abundaban espectáculos eclécticos de jazziztas australianos con percusionistas afrocubanos y cosas así. En la televisión no podía faltar Mtv Asia, con una programación dirigida a los jovenes de Indochina en general. Por eso seguí viendo dicho canal en la siguente escala de mi viaje, Bangkok.
Llegué al país que hace algunas décadas era llamado Siam. La capital de la actual Tailandia, transpira erotismo. Ahi, vi las mujeres más bonitas del trayecto asiático. Suelen saludarte siempre con las manos juntas, como si estuviesen rezando y haciendo una carabana. Con un idioma y alfabeto propio, además de muchos templos budistas, una caótica ciudad llena de motociclistas, una comida deliciosa, exóticos paseos turísticos en elefante y masajes de piés, en este reino son fanáticos de su propia versión del deporte pugilista, el Thai Box. Está prohibido hablar de las películas basadas en El Rey de Siam, por respeto a la familia real y hay fotos de los reyes por todas partes, pero de cuando eran jovenes.

En su música, la situación no cambia mucho con respecto a la inclinación de los jovenes hacia el Pop. Pero pude escuchar música tradicional. Sus instrumentos, son parecidos a los que después vi en China. Me llamó la atención una especie de marimba que llaman Ranat Ek. También un instrumento de cuerda llamado Ja-Kae y otro de platos metálicos, llamado Khong-Wong-Yai. Lo que escuché, me pareció casi siempre improvisado sobre la escala pentatónica, aunque algunas veces, esa impresión cambiaba al ver que hacían algunos obligados, es decir, cuando todos los músicos hacen la misma melodía. Era muy relajante.
Seguía decepcionado por no encontrar algo contemporaneo original, cuando paseando por un centro comercial gigantesco, escuché entre el la gente, música viva. Eran unos jóvenes tocando algo más moderno. Uno de los músicos tocaba un Ja-Kae eléctrico y también había batería y bajo. Seguían tocando en la escala pentatónica pero con una base rítmica parecida a la Cumbia, con un aire bastante pachecón. Compré dos de sus discos, pero ahora me siento frustrado porque todo viene en Thai y no se ni escribir, ni pronunciar el nombre de la banda.
Siguente escala: Hong Kong.
Dos sistemas, un país. Con esta idea se maneja la nueva situación de este territorio que perteneció a los ingleses y que ahora es de China. Esta ciudad moderna y cosmopolita, es la que mejor representa el cruce de caminos entre oriente y occidente. La tierra de Bruce Lee y Yakie Chan. De las películas de Kung Fu. Me dio la impresión de que la ciudad es un gran Mall. De hecho, aqui los centros comerciales están conectados entre si.
Ingresé a una tienda de discos repleta de Pop chino, coreano y japonés. Un lugareño me recomendó a las 12 Girls Band, que resultó ser un grupo de World Music-New Age. Como su nombre lo indica, son doce mujeres tocando instrumentos chinos, con fondo de batería y orquestal, en temas que van desde obras regionales, hasta El Condor Pasa. Me resultó agradable, pero he disfrutado más los VCD´s que compré de películas de Jakie Chan, casi regalados. ¡Ah! y no pude evitar Mtv Hong Kong.
Me despedí de esta ciudad y después de una visita relámpago al estilo 007 por Macao, puerto portugués en los mares del sur de China, retomé la vía hacia Beijing, siguente escala.
Llegué al pais de los hijos únicos, hacia donde apuntan todos los caminos, el que recibirá las próximas olimpiadas pronto, el que se aleja cada vez más del comunismo ferreo que lo caracterizó. Una joven me decía, Mao fue muy bueno para China porque nos trajo justicia y unidad, pero era muy malo en la economía, por eso nuestros nuevos líderes han cambiado a un sistema burgués. Curiosa explicación. También, cuando pregunté por lo sucedido en Tian An Men, la respuesta fue que los estudiantes agredieron al ejército. Versión inaceptable en cualquier parte del mundo, pero que muestra la posición oficial ante el hecho y como todos la aceptan por convencimiento o para evitarse problemas. Preferí no ponerme mi playera de DJ Guevara poniendo discos de Mao, por si las dudas.

Si hay un lugar donde manejan de espanto, ese es China. Peatones contra carros, carros contra vicicletas, vicicletas contra camiones y todos contra todos. Para nosotros, manejar ahi resultaría suicida.
Tengo un disco que me trajeron hace tres años, de un rockero llamado Yao Gun. Pregunté a unos jovenes que pensaban del rock chino, a lo que respondieron que era muy malo y que lo cantaban como ópera, apreciación en la que coincido. También me tocó conocer a una chica que desbordaba fanatismo por su grupo favorito, los Back Street Boys (Mao retorciendose en su tumba). En el radio y en el canal de videos Channel [V], abundan los prefabricados locales, asi como en Mtv China.
Fue en las calles de Beijing, donde oi música verdadera. Tanto en un tunel subterraneo, como a la salida del Templo del Cielo, gente común cantaba y tocaba instrumentos tradicionales como el Erhu, que es muy parecido al violín, de sonido a veces melancólico y otras, alegre. Siempre en escalas pentatónicas, tan representativas de su música. Tuve la fortuna de que me regalaran varios discos de este instrumento y también de música de concierto, interpretada por la Orquesta Filarmónica Central. Sin embargo, también pude darme cuenta del desprecio de la mayoría de los jovenes hacia estas músicas. Otros instrumentos que me llamaron la atención son el Liu Chin, que es la versión china del Laud y está el Cu-Cheng que es como un arpa horizontal o salterio. A los tambores se les llama Ku.

De Beijing, me fui a Xian. La ciudad de los guerreros de terracota y capital amurallada de China durante muchas dinastías. Aquí pude escuchar la orquesta clásica que acompaña el espectáculo denominado The Tang Dynasty, que me recordó algunas escenas de la película La Casa de los Cuchillos. Me encanta que las mujeres tienen una participación nutrida como ejecutantes en las orquestas, es decir, que hay muchas mujeres músicas. Eso es algo difícil de ver por acá.
Ya cuando llegué a Shanghai, me encontraba agotado y no averigué mucho más en lo que a música respecta. Pero me pareció que no variaba mucho con relación a lo que aprecié en las otras ciudades de China. Es la ciudad más moderna de este país, con el tren mas rapido del mundo y una muy intrigante y notoria predilección por el color azul rey. La vi, como la meca de las copias, en la cual puedes encontrar prácticamente todas las marcas trasnacionales de relojes, ropa, bolsos, palos de golf, juegos de video y juguetes, pero copiadas, o sea, piratas. Su torre, La Perla de Oriente, es espectacular.

El plazo se cumplió, llegó el final del viaje y tuve que regresar, afortunadamente, cargado de bastantes experiencias y recuerdos. Me hubiese gustado encontrarme sorprendido por más musica nueva y original. Confirmé que la musica popular tradicional es lo que salva las identidades regionales. En general, las versiones japonesas, tailandesas o chinas de grupos con caras bonitas, cantando y vailando en estilos tan ajenos a ellos, me resultó entre curioso y chocante. Confirmé la idea que tenemos de ellos, que son paises en los que conviven la tradición y la modernidad. Musicalmente hablando, hay un espacio vacio en cuanto a una expresion contemporanea original, por no decir que es prácticamente inexistente y en terminos generales, lo que representa la actualidad de estos lugares es el folklore o la imitación del exterior.
Por su puesto que estos descubrimientos, me cuestionan bastante en cuanto a la validez de lo que estamos haciendo por acá y son un espejo. Sin embargo, creo que la occidentalidad es parte de nosotros ya por siglos. En nuestra naturaleza está el mestizaje, lo cual nos da cierta identidad regional en los resultados. Aunque también es cierto, que nuestros jovenes desprecian la tradición. En fin, sería un punto interesante a tratar en otra ocasión.
Por lo pronto me quede con las ganas de algo. Eso que quizás sea lo que muestra mejor la relación de los asiáticos con la música. Si, me quedé con las ganas de meterme en un Karaoke con un grupo de orientales y verlos con sus corbatas en la cabeza cantando sin restricciones.

1 comentario:

Anónimo dijo...

esta ya la lei y vi las fotos en vivo y en directo